1. Cartesianismo y conductismo
2) Dos enunciados suficientes para explicar su dualismo. Kenny los llama "los dos grandes principios de la filosofía cartesiana" (30).
Primero. "el hombre es una mente pensante" (29), o una res cogitans.
Segundo. "la materia es extensión en movimiento" (29), o una res extensa.
3) Sobre lo primero. Según Descartes, primero, "los seres humanos son sustancias pensantes" (30); segundo, "la esencia total del hombre es la mente" (30); tercero, "la esencia de la mente es la conciencia" (30). Por consiguinete, "el hombre es el único habitante consciente del mundo físico" (30).
4) A juicio de Kenny, ambos principios, enunciados en 2), son falsos (30).
5) Kenny, de la que llama "su visión de la materia" (31), asegura que fue rápidamente puesta en duda. Apuntó Kenny: "Durante su vida se descubrieron fenómenos que no podían explicarse sencillamente en términos de materia en movimmiento. La circulación de la sangre y la acción del calor, descubiertos por el médico inglés William Harvey, exigían la acción de fuerzas para las que no había lugar en el sistema de Descartes" (30).
6) Pero, según Kenny, son "muchas personas" (31) las que "se unen a Descartes al identificar el reino de lo mental con el reino de la conciencia" (31). Pero los mismos consideran, a juicio de Kenny, como "inesencial y contingente" (31) la llamada "conexión de la conciencia con la expresión lingüística y la conducta" (31).
7) Kenny de hecho asegura que hay una escuela, la de los conductistas, cuya reacción es "extrema a las ideas cartesianas" (31). En efecto, estos "niegan la existencia del reino mental en su conjunto" (31). Lo que hay son "disposiciones físicas para el movimiento corporal" (31).
8) Kenny disputa contra el conductismo. Disputa que la expresión el mundo es redondo, al poder ser una creencia y al poder incluso ser una creencia expresable, requeriría para decirse como creencia de "movimientos corporales de la mandíbula y la lengua" (31). Pero, claro, los movimientos de un alemán serían diferentes a los de un francés. Por lo que la disparidad corporal parecería sugerir que la creencia, que es común, no lo es: algo totalmente absurdo. Por lo que el conductismo se ve obligado a suprimir todo lo expresable. Dice Kenny: "el conductismo trata de decirme que no tengo ningún pensamiento o sentimiento que guarde para mí" (32).
2. Sobre Wittgenstein. Sobre los filósofos de la mente y sobre la mente según Kenny
1) Según Kenny, Wittgenstein "estaba a medio camino entre el dualismo y el conductismo" (33).
2) Wittgenstein sostuvo una particular relación entre, por una parte, "los procesos mentales" (33) y, por otra parte, las manifestaciones en la conducta de esos procesos mentales (33). Según Wittgenstein, las manifestaciones en la conducta o las expresiones físicas (33) son criterios para los procesos entales.
3) Por ejemplo, el dolor. Este es un estado mental particular. Pero tiene manifestaciones en la conducta. Wittgestein, según la lectura de Kenny, fija una dirección de saber: "uno ha de entender qué tipos de conducta cuentan como evidencia de que ese estado [mental] ha tenido lugar" (33). Entonces, las conductas son evidencia en diferentes sentidos. Bien como "criterios" bien como "síntomas" (33). Síntoma es el tipo de evidencia cuya relación, con las conclusiones que de ella se extraen, es una relación descubierta "mediante la investigación empírica" (34). De no ser descubierta por investigación empírica, es un criterio.
4) La distinción entre síntoma y criterio es bastante confusa. Se dice que la diferencia estriba en el caracter empírico del concepto. El concepto síntoma sería un tipo de evidencia dada por medio de la investigación empírica. En ese caso, ¿cómo es que el criterio es algo "que debe ser captado pro cualquiera que posea el concepto del tipo relevante de cosa" (34).
5) Kenny se permite formular la siguiente tesis: "ciertos estados o acaecimientos en el cerebro pueden ser síntomas de ciertos estados mentales, pero no criterios de ellos" (34).
6) El texto de Kenny parece no tener una brújula. Parece naufragar constantemente. Carece de sentido una y otra vez.
7) Entonces Kenny se refiere a "los filósofos de la mente [quienes] se ocupan del análisis de la relación entre la mente y la conducta" (34). De estos hace las siguientes tres apuntaciones.
Primera. Su análisis versa sobre "la relación entre la mente y la conducta" (34).
Segunda. Los llamados conceptos mentalísticos son intentos de darle sentido a la conducta "de los demás" (34), del otro.
Tercera. Los conceptos mentalísticos "son el objeto de la filosofía de la mente" (34).
8) Realmente la denominación es un exabrupto a la inteligencia mínima del ser humano. ¿Acaso hay conceptos no mentalísticos? El concepto, por pura naturaleza suya, es mentalístico.
9) Kenny advierte sobre un "error" (35). Advierte que no hay que tomar "la explicación" (35), como la llama él, "de tipo hipotético causal" (3%). Tomarla en este sentido, sería, primero, dar por sentado que el punto de partida es "el conocimiento directo de los movimientos físicos de sus cuerpos"; y sería posterior a lo primero, segundo propiamente, el elaborar "hipótesis sobre las causas mentales ocultas subyacentes a esos movimientos [que primeramente se hayan observado]" (35). Para Kenny ni las acciones de los seres humanos constituyen "un conjunto de datos brutos" (35) ni se trata de sacar "hipótesis explicativas" (35) a partir de tales datos brutos.
10) Kenny, entonces, asegura que el ser humano desde temprana edad (o "los bebés"; 35), puede "responder a los estados de ánimo de sus padres, y adivinar sus intenciones, mucho antes de que hayan adquirido el lenguaje necesario para ofrecer descripciones físicas objetivas de sus movimientos corporales" (35).
11) Desde temprana edad el ser humano le asigna una intención a la conducta humana ajena, como quedó claro de la anterior observación. Kenny asegura que esta asignación de intención constiste en atribuírle "al agente ciertas razones para la acción" (35).
12) Kenny da el ejemplo de Jane. "Jane actuó por cierta razón" (35): Kenny interpreta esa expresión. Dice que, al decir eso de Jane -que actuó por cierta razón-, se le está atribuyendo a Jane dos estados: uno "mental cognitivo" (36) y "uno afectivo" (36). El primero, sobre "la posesión (...) de un fragmento de información" (36). Esto quiere decir que se supone que Jane, al actuar, tiene "la creencia de que cierta forma de actuar contribuirá a producir ese estado de cosas" (36). El segundo, el afectivo, sobre "la actitud de búsqueda o evitación" (36). Esto quiere decir que se supone que Jane, al actuar, desea "producir un cieto estado de cosas" (35).
13) Kenny entonces sugiere una definición de mente: "la capacidad para desarrollar conductas complejas y simbólicas que constituyen la actividad lingüística, social, moral, económica, cientifica, cultural, y otras que caracterizan a los seres humanos en sociedad" (36).
3. Explicación de "cómo trazó Descartes las fronteras de la mente en un lugar completamente diferente del que señalaron sus predecesores en la antigüedad y la Edad Media, en la tradición que se remonta a Aristóteles" (36)
1) Para los aristotélicos anteriores a Descartes: "la mente era esencialmente la facultad, o conjunto de facultades, que dstinguen a los seres humanos de otros animales" (36-37). La razón era que "sólo los seres humanos podían tener pensamientos abstractos y tomar decisiones racionales (...) se distinguían de los otros animales por la posesión de intelecto y voluntad, y eran estas dos facultades las que esencialmente constituían la mente" (37).
2) Los animales y los seres humanos compartían "la facultad o facultades de la sensación" (37).
3) Para Descartes "la mente (...) es el reino de todo lo accesible a la introspección" (37). Para Descartes la mente incluía "también el ver, el oír, el sentir, el dolor y el placer humanos" (37). Pero la sensación humana era distintiva: "sólo los humanos poseían auténtica sensación" (37). En este sentido "la mente es lo que distingue a los seres humanos de otros animales" (37).
4) Para Kenny, hay una entre las diferencias que él llama obvias que es "la diferencia más obvia entre los seres humanos y otros animales" (38). Según Kenny, "los humanos son usuarios de un lenguaje y otros animales no" (38). El criterio para distinguir a los humanos de los animales es "la distinción entre usuarios y no usuarios de un lenguaje" (38).
5) El intelecto para "la tradición precartesiana", según Kenny, "es equivalente a la habilidad de usar de forma inteligente las palabras y las oraciones" (38). Y afirma Kenny: "lo que distinguía a los humanos de los animales era la capacidad humna de hacer cosas como entender la aritmética y desaear la fama" (38).
6) La racionalidad del ser humano, tal y como la entendían los precartesianos, no era privada. En cambio, "Descartes", según Kenny, "hizo (...) concebir que la mente como un dominio oculto y privado fuera algo natural" (38). Hay un tipo de experiencias para Descartes, según Kenny, que están exentas de duda para quien las tiene; en ese sentido son privadas. Según Kenny, la indudabilidad es en Descartes "la propiedad característica del pensamiento" (39). En ese sentido, el pensamiento es privado.
7) Descartes "cree que no puede haber conciencia sin lenguaje" (38). Así que "la conciencia es la característica definitoria de la mente, que se ve acompañáda de la capacidad lingüística" (38). Ver 4).
8) Entonces Kenny disputa contra Descartes "la concepción de los sentidos internos", calificándola de "error" (40). Según Kenny, comprender, percibr, memorizar, imaginar y tener pasiones son diferentes posesiones del ser humano (39). Además, asegura que "Descartes y sus predecesores coincidieron al clasificar la memoria y la imaginación como sentidos internos" (39).
9) La imaginación era diferente entre Descartes y sus predecesores. "La imaginación, como la sensación", dice Kenny sobre Descartes, "era para él una operación mental acompañada de actividad meçanica dentro del cuerpo" (40). Para sus predecesores, por el contrario, "la imaginación no era parte de la mente, sino algo completamente corporal" (40).
10) Entonces por vez primera Kenny habla de David Hume (40). Kenny entonces describe la que llama "base fenoménica" (40) a partir de su lectura a Hume. Describe que para hume sólo hay impresiones e ideas, las unas como aportación de los sentidos externos, las otras de los sentidos internos. Y concluye que "el significado de las palabras de nuestro legnauje consiste en su relación con impresiones e idas" (40).
11) Kenny entonces resuelve criticar "la explicación empirista de la relación entre lenguaje y pensamiento" (41), calificándola de "perversa" (41) o de "error" (41). Para refutarla, a su juicio, se remite al ejemplo de los animales domésticos en comparación con los bebés humanos (41). Dice que los animales domésticos "parecen incapaces de lograr el dominio de los términos abstractos y universales que los niños adqueiren a medida que crecen" (41) y, por tanto, sugiere que "la adquisición del lenguaje puede explicarse sólo si postulamos una habilidad especial propia del género humano" (41). Por lo que concluye uqe "el sentido interno no es suficiente" (41) y, apoyándose en "la tradición aristotélica como en la cartesiana" (41), asegura que "es necesario el intelecto" (41). No duda en afirmar Kenny en relación con el empirismo que fue "el esfuerzo por eliminar el intelecto en favor del sentido interno" (41).
12) Entonces le basta con lo que dijo acerca del empirismo. Y afirma que "ha habido un renacimiento sorprendente del cartesianismo" (42). Resalto el adjetivo sorprendente. Kenny asegura que ese sorprendente se debe, primero, a que ha habido una comprensión sobre "la noción cartesiana de concienica" (42), por parte de "la crítica filosófica de Wittgenstein" (42), que él califica de insuficiente (42); segundo, a que Chomsky tiene una tradición cartesiana (42).
13) Según Kenny, fue Chomsky quien "defendió la tradición cartesiana" (42). En particular, defendió que "algunas ideas (....) eran parte innata de la estructura de la mente" (42), habiendo analizado "el verdadero dominio del lenguaje por parte de los niños" (42). Kenny expone la cuestión de una forma más articulada, cuando dice: "La teoría de Chomsky (...) mantenía que la mente posee innatamente ciertos principios organizativos de gramática universal como un sistema abstracto subyacente a la conducta" (42).
14) Le parece a Kenny, sin embargo, que "gran parte del aparato teórico de Chomsky hubiera siod seriamente rechazado por Descartes" (42). Así que él trata de separarlos a lo largo del final de la página 42 y a principios de la página 43. Pero no todo es así. Reconoce Kenny que Chomsky "levantó entre los muertos del modo más notable" (43) la noción de conciencia.
15) Kenny se declara innatista. Asegura objetablemente que "No hay nada filosóficamente objetable en la postulacipón de Chomsky de estructuras mentales innatas" (43). Pero es pobre su argumentación, muy pobre. Se limita a decir que "Obviamente, los seres humanos nacen con ciertas habilidades, que incluyen tanto habilidades para madurar como para aprender" (43).
16) Y le parece indudable, según su propia expresión (43), "que los seres humanos tienen diversas facultades" (44) siempre y cuando se entienda por el término facultad que "un tipo particular de capacidad mental" (43).
17) Entonces Kenny señala que hoy se dice "que loe estados mentales (...) poseen una naturaleza cualitativa o interna que es fundamentalmente inexpresable" (44). Hay, por tanto, una "pretendida existencia de cualidades" (44). Y para Kenny esta postulación es un medium únicamente para "poer una objeción a la filosofía de la mente llamada funcionalismo" (44). La ccrriente funcionalista se reduce en Kenny a "Los especialistas en inteligencia artificial" (44), quienes "tratan de fabricar ordenadores que no sólo resuelvan problemas, sino uqe los resuelvan del modo en que lo hacen los seres humanos" (44).
18) Entonces Kenny se da en la tarea de distinguir entre funcionalismo y conductismo. Dice que el punto de quiebre está en la definición de "estado mental" (45). Los funcionalistas aseguran que "los estados mentales no pueden definirse excepto en relación con otros estados mentales" (45). Por el contrario, los conductistas aseguran que "podría definirse en términos de su expresión conductual" (45).
19) Kenny parece declararse también un funcionalista. Predica de "los seres humanos" (45) que, por una parte, sean "criaturas de carne y hueso" (45) y, por otra parte, que tengan "habilidades que constituyen sus mentes" (45). Pero de lo primero, su constitución coporal, considera que es una materialización potencialmente sustituíble por otra "constitución física completamente distinta" (45). Para Kenny es innegable que "somos artefactos extremadamente hábiles" (45).
20) Kenny entonces finaliza su ponencia de una manera destructiva. Había, inmediatamente antes, defendido el funcionalismo. Ahora concluye que "merece la pena tratar de destruir el mito cartesiano" (46).
10) Entonces por vez primera Kenny habla de David Hume (40). Kenny entonces describe la que llama "base fenoménica" (40) a partir de su lectura a Hume. Describe que para hume sólo hay impresiones e ideas, las unas como aportación de los sentidos externos, las otras de los sentidos internos. Y concluye que "el significado de las palabras de nuestro legnauje consiste en su relación con impresiones e idas" (40).
11) Kenny entonces resuelve criticar "la explicación empirista de la relación entre lenguaje y pensamiento" (41), calificándola de "perversa" (41) o de "error" (41). Para refutarla, a su juicio, se remite al ejemplo de los animales domésticos en comparación con los bebés humanos (41). Dice que los animales domésticos "parecen incapaces de lograr el dominio de los términos abstractos y universales que los niños adqueiren a medida que crecen" (41) y, por tanto, sugiere que "la adquisición del lenguaje puede explicarse sólo si postulamos una habilidad especial propia del género humano" (41). Por lo que concluye uqe "el sentido interno no es suficiente" (41) y, apoyándose en "la tradición aristotélica como en la cartesiana" (41), asegura que "es necesario el intelecto" (41). No duda en afirmar Kenny en relación con el empirismo que fue "el esfuerzo por eliminar el intelecto en favor del sentido interno" (41).
12) Entonces le basta con lo que dijo acerca del empirismo. Y afirma que "ha habido un renacimiento sorprendente del cartesianismo" (42). Resalto el adjetivo sorprendente. Kenny asegura que ese sorprendente se debe, primero, a que ha habido una comprensión sobre "la noción cartesiana de concienica" (42), por parte de "la crítica filosófica de Wittgenstein" (42), que él califica de insuficiente (42); segundo, a que Chomsky tiene una tradición cartesiana (42).
13) Según Kenny, fue Chomsky quien "defendió la tradición cartesiana" (42). En particular, defendió que "algunas ideas (....) eran parte innata de la estructura de la mente" (42), habiendo analizado "el verdadero dominio del lenguaje por parte de los niños" (42). Kenny expone la cuestión de una forma más articulada, cuando dice: "La teoría de Chomsky (...) mantenía que la mente posee innatamente ciertos principios organizativos de gramática universal como un sistema abstracto subyacente a la conducta" (42).
14) Le parece a Kenny, sin embargo, que "gran parte del aparato teórico de Chomsky hubiera siod seriamente rechazado por Descartes" (42). Así que él trata de separarlos a lo largo del final de la página 42 y a principios de la página 43. Pero no todo es así. Reconoce Kenny que Chomsky "levantó entre los muertos del modo más notable" (43) la noción de conciencia.
15) Kenny se declara innatista. Asegura objetablemente que "No hay nada filosóficamente objetable en la postulacipón de Chomsky de estructuras mentales innatas" (43). Pero es pobre su argumentación, muy pobre. Se limita a decir que "Obviamente, los seres humanos nacen con ciertas habilidades, que incluyen tanto habilidades para madurar como para aprender" (43).
16) Y le parece indudable, según su propia expresión (43), "que los seres humanos tienen diversas facultades" (44) siempre y cuando se entienda por el término facultad que "un tipo particular de capacidad mental" (43).
17) Entonces Kenny señala que hoy se dice "que loe estados mentales (...) poseen una naturaleza cualitativa o interna que es fundamentalmente inexpresable" (44). Hay, por tanto, una "pretendida existencia de cualidades" (44). Y para Kenny esta postulación es un medium únicamente para "poer una objeción a la filosofía de la mente llamada funcionalismo" (44). La ccrriente funcionalista se reduce en Kenny a "Los especialistas en inteligencia artificial" (44), quienes "tratan de fabricar ordenadores que no sólo resuelvan problemas, sino uqe los resuelvan del modo en que lo hacen los seres humanos" (44).
18) Entonces Kenny se da en la tarea de distinguir entre funcionalismo y conductismo. Dice que el punto de quiebre está en la definición de "estado mental" (45). Los funcionalistas aseguran que "los estados mentales no pueden definirse excepto en relación con otros estados mentales" (45). Por el contrario, los conductistas aseguran que "podría definirse en términos de su expresión conductual" (45).
19) Kenny parece declararse también un funcionalista. Predica de "los seres humanos" (45) que, por una parte, sean "criaturas de carne y hueso" (45) y, por otra parte, que tengan "habilidades que constituyen sus mentes" (45). Pero de lo primero, su constitución coporal, considera que es una materialización potencialmente sustituíble por otra "constitución física completamente distinta" (45). Para Kenny es innegable que "somos artefactos extremadamente hábiles" (45).
20) Kenny entonces finaliza su ponencia de una manera destructiva. Había, inmediatamente antes, defendido el funcionalismo. Ahora concluye que "merece la pena tratar de destruir el mito cartesiano" (46).
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