Anotación sobre el segundo parágrafo del primer capítulo de Ser y tiempo: parágrafo 10 titulado Delimitación de la analítica del ser-ahí frente a la antropología, la psicología y la biología. Titulé a esta anotación La tarea de la depuración del «sujeto» y la tarea de des-objetivación de las definiciones tradicionales del hombre.
Breve anotación sobre el «sujeto»
Ser y tiempo advierte sobre un “error” (página 67): el de tomar como punto de partida a “un yo o sujeto inmediatamente dado” (página 67).
Este error puede ser inducido, de llegar a omitirse una depuración, hecha “por una previa determinación ontológica fundamental” (página 67).
En efecto, “toda idea de «sujeto»” (página 67) debe ser depurada, de lo contrario se inducirá al error. Esto quiere decir que, de llegar a omitirse esta depuración de la idea, se tomará como punto de partida “ontológicamente la posición de subiectum ( ὑ π ο κ ε ί μ ε ν ο ν )” (página 67).
Lo que debe ser depurado de cualquier idea de «sujeto», según Ser y tiempo, es “la coseidad misma” (página 67).
Pero la depuración debe llevarse a cabo por la siguiente razón. Sólo la depuración lograría dar la posibilidad o, en rigor, posibilitar la comprensión de “lo que debe entenderse positivamente por el ser no cosificado del sujeto, del alma, de la conciencia, del espíritu y de la persona” (página 67).
Se sigue que sin la depuración que proporcionaría Ser y tiempo toda idea de sujeto es una idea de «sujeto», una idea que ha sido entendida negativamente como el ser cosificado…
Breve anotación sobre el carácter «obvio» de las definiciones tradicionales del hombre
En Ser y tiempo se lee una seria amonestación contra el “personalismo y (…) la filosofía de la vida” (página 70): a estas corrientes de la filosofía se les amonesta por haber pasado por alto de la “la antropología antiguo-cristiana” (páginas 69-70) o de la “la antropología tradicional” (página 70) el carácter insuficiente de sus “insuficientes fundamentos ontológicos” (página 70). Ni el personalismo ni la filosofía de la vida, según Ser y tiempo, lograron identificar la insuficiencia de la antropología tradicional.
En Ser y tiempo, entonces, se lee a renglón seguido las dos (¿insuficiencias?) que el autor de Ser y tiempo consideró que fueron “las fuentes decisivas para la antropología tradicional” (página 70). La primera de estas ‘fuentes decisivas’ fue denominada “la definición griega” (página 70). La segunda fue denominada “el hilo conductor teleológico” (página 70) o “la definición cristiana” (página 70). El lector, llegado a este punto, sería capaz de anticipar que “ambos hilos conductores” (página 70), tanto la definición griega como la cristiana, fueron para la tradición, y según la interpretación de Ser y tiempo, sus fundamentos, pero fueron para el autor de Ser y tiempo los tradicionales e insuficientes fundamentos de la antropología tradicional.
La llamada definición griega del hombre, “ ζ ῶ ο ν λ ό γ ο ν ἔ χ ο ν , en el sentido de a n i m a l r a t i o n a l e” (página 70), fue el primer fundamento de la antropología tradicional que el autor de Ser y tiempo consideró que fue un fundamento insuficiente de la misma antropología. El substantivo neutro griego ζ ῶ ο ν tiene múltiples acepciones. Esta multiplicidad de sentidos fue la razón por la cual el autor de Ser y tiempo escribió la condición siguiente: “[ζ ῶ ο ν] en el sentido de a n i m a l r a t i o n a l e”. E interpretó el animal racional “como ser-ahí” (página 70). Pero, además de esta aclaración sobre la traducción del substantivo neutro griego ζ ῶ ο ν, el autor de Ser y tiempo dijo que “El λ ό γ ο ς es un acondicionamiento superior, cuyo modo de ser queda tan oscuro como el del ente así compuesto” (página 70). Este oscurecimiento del significado del término λ ό γ ο ς no parecería darle al lector una pista. Así que, por una parte, el autor de Ser y tiempo sugirió que debía ser traducido ζ ῶ ο ν como el ser-ahí o el animal racional, pero, por otra parte, sugirió que el término λ ό γ ο ν debería permanecer indeterminado, permaneciendo ‘tan oscuro’. La traducción de la definición griega del hombre sería, por consiguiente, esta: el animal racional que tiene λ ό γ ο ς .
El llamado hilo conductor teleológico o la llamada definición cristiana del hombre, “καί εἶπεν ὁ θεός: ποιήσομεν ἄνθρωπον κατ᾽ εἰκόνα ἡμετέραν καί καθ᾽ ὁμοίωσιν, faciamus hominem ad imaginem et similitudinem nostram” (página 70), fue el segundo fundamento de la antropología tradicional que el autor de Ser y tiempo consideró que fue un fundamento insuficiente de la misma antropología. La traducción fiel de la definición cristiana del hombre sería así: y (καί) dijo (εἶπεν) Dios (ὁ θεός): (·) Producirán (ποιήσομεν) el hombre (ἄνθρωπον) según (κατ᾽) la semejanza (εἰκόνα) nuestra (ἡμετέραν) y (καί) será similar (ὁμοίωσιν). Harán (faciamus) el hombre (hominem) según la imagen (ad imaginem) y (et) la similitud (similitudinem) nuestra (nostram). El autor de Ser y tiempo aseguró que de la definición cristiana, y particularmente de su “idea de la «trascendencia»” (página 70), se seguía que el hombre era “algo que tiende más allá de sí mismo” (página 70), algo “más que un ser inteligente” (página 70).
Sólo entonces el autor de Ser y tiempo escribió que ambas definiciones, la griega y la cristiana, omitieron “una determinación esencial del ente llamado «hombre»” (página 70), y que, por tanto, “la pregunta por su ser queda en el olvido” (página 70), y “que a este ser se lo comprende más bien como algo «obvio» en el sentido del ser-ahí de las demás cosas creadas” (página 70).
Pero el autor de Ser y tiempo no explicitó en qué sentido o en qué sentidos de los términos de las definiciones tradicionales pudo haber sido determinado el hombre esencialmente, o con qué otra definición, o con qué otras definiciones, o de qué manera diferente de la definición del hombre en general; no explicó suficientemente, en fin, la razón por la que las definiciones tradicionales del hombre, tanto la griega como la cristiana, tuvieron, a su juicio, una comprensión ‘«obvia»’ del hombre mismo. Faltó, por consiguiente, la des-objetivación, si se me permite llamar así a la tarea omitida. Pero Ser y tiempo fue consciente de esta omisión, diciendo que luego la repararía, puesto que "una de las primeras tareas de la analítica consistirá en hacer ver que si se pretende partir de un yo o sujeto inmediatamente dado, se yerra" (página 67).
No hay comentarios:
Publicar un comentario