Heidegger solía señalar cuantas omisiones encontraba en su lectura de la tradición. Sea correspondido Heidegger de la siguiente manera: en su investigación crítica sobre los Principia cartesianos, él incurre en una grave omisión, puesto que, si bien le disputa a Descartes en relación con el concepto de percepción, ésto lo hace insuficientemente, no porque su crítica no sea fielmente destructiva, sino porque el concepto de percepción, que pretende y logra destruir, no fue leído todo como fue expuesto por los Principia cartesianos, sino sólo en parte.
Heidegger leyó los Principia de Descartes sólo a partir del ser humano cuya “única y auténtica vía de acceso a este ente es el conocimiento, la intellectio, especialmente en el sentido del conocimiento físico-matemático” (páginas 116-117). Pero ciertamente Descartes no fue tan ingenuo como para creer que se podía decir que la mente de un niño fuera una mente cuyo conocimiento el del sentido “físico-matemático”. E, independientemente de qué haya dicho o haya dejado de decir Descartes acerca del pensamiento maduro, hay que decir que la lectura de Heidegger se limita a interpretar los Principia cartesianos que rigen, según Descartes, para el anuus maturus, la edad madura del ser humano, así que se sigue que Heidegger leyó incompletamente los Principia. Ciertamente los Principia hablan de la infantia. Tanto es así que las primeras oraciones de los Principia dicen: “hemos nacido [nati sumus] sin uso de la palabra [infantes] y [&] hemos hecho [tulimus] juicios diversos [varia…judicia] de las cosas sensibles [de rebus sensibilibus] antes que [prius…quam] tuviésemos [haberemus] uso íntegro de nuestra razón [integrum nostrae rationis usum]”. Heidegger no critica la edad primera del ser humano tal y como la exponen los Principia cartesianos, sino la edad madura. En consecuencia, Heidegger esquiva la interpretación del concepto cartesiano de præjudicata opinio in primis annis, la opinión prejudicial en los primeros años de la vida humana, expuesto principalmente los capítulos siguientes: XLVII, LXXI-LXXV. Dicho de otra manera, Heidegger no interpretó en Descartes nada más, sino lo que éste dijo ad recte philosophandum, para filosofar rectamente, pero no lo que Descartes mismo dijo en relación con los inconsideratia infantiae nostrae judiciis, los juicios desconsiderados de nuestra infancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario