Sobre la voluntad en Spinoza.
Las proposiciones XLVIII (48) y XLIX (49) de la Segunda Parte de la Ética de Spinoza versan sobre la voluntad.
1. Proposición XLVIII
1.1. Explicación
La proposición XLVIII consta de dos partes: una negativa y una positiva.
La parte negativa de la proposición dice: en (in) el alma (Mente) no se da ninguna (nulla est)voluntad (voluntas) absoluta (absoluta) o (sive) libre (libera).
La parte positiva de la proposición dice: el alma (Mens) es determinada (determinatur) a querer (volendum) esto (ad hoc) o (vel) aquello (illud) por (a) una causa (causa), que (quae) también (etiam)es determinada (determinata est) por (ab) otra (alia), y (&) ésta (haec) a su vez (iterum) por (ab) otra (alia), y (&) así (sic) al (in) infinito (infinitum).
La demostración de la proposición XLVIII, que consta de estas partes, consta a su vez de de III partes: modi cogitandi
1.2. Demostración (I). El alma como modo del pensar (modi cogitandi)
La proposición 15 de la Primera Parte decía que Todo lo que es, es en Dios, y sin Dios nada puede ser ni ser concebido .
El corolario de la proposición 10 de la Segunda Parte trataba de la esencia del hombre negativa y positivamente. Negativamente, reiteraba en otras palabras la proposición 10 de la Segunda Parte: el ser (esse) de la sustancia (substantiae) a (ad) la esencia (essentiam) del hombre (hominis) (non) pertenece (pertinet). Positivamente, se apoyaba en la proposición 25 de la Primera Parte para concluir: que la esencia del hombre es una afección (affectio) o un modo (sive modus), que (qui) de Dios (Dei) la naturaleza (naturam) de cierta (certo) y (&) de determinada manera (determinato modo) expresa (exprimit).
La demostración de la proposición 11 aseguraba, apoyada en el 2º axioma (Homo cogitat), que la esencia (essentia) del hombre (hominis) por ciertos (a certis) de Dios (Dei) de los atributos (attributorum) modos (modis) está constituida (constituitur), a saber (nempe) por los modos del pensar (a modis cogitandi). Y además aseguraba que había una anterioridad y una posterioridad entre los modos del pensar: en efecto, por el axioma 3 de la Segunda Parte, la idea es la primera (ómnium idea natura prior est). Esta idea primera debe tener dos características: no debe ser de una cosa inexistente; ni debe ser de una cosa infinita.
De lo anterior parece seguirse que (demostración de la Proposición XLVIII) el alma (Mens)es (est) un modo (modus) cierto (certus) y (&) determinado (determinatus) del pensar (cogitandi).
1.3. Demostración (II). El alma no como causa libre (causa libera)
La Definición 7 de la Primera Parte había definido la cosa libre (res libera) por las siguientes dos cosas: 1º. La que (quae) existe (existit) por la sóla necesidad de su naturaleza (ex sola suae naturae necessitate); 2ª. La que se determina (determinatur) por sí sola (a se sola) para obrar (ad agendum).
Lo primero fue demostrado por la Proposición 11 de la Primera Parte (Dios existe necesariamente, Deus…necesario existit) y por el Corolario 1 de la Proposición 14 (Dios es único, Deum esse unico).
Lo segundo fue demostrado por la Proposición 17 (Dios actúa por las solas leyes de su naturaleza, Deux ex solis suae naturae legibus…agit) y ésto por las Proposiciones 15 y 16.
Por tanto, como lo primero y lo segundo fueron demostradas, la proposición 17 de la Primera Parte, en su 2º Escolio, dijo: sólo Dios es la causa libre (solum Deum esse causam liberam).
Pero, además, se sigue de la anterior conclusión la siguiente conclusión: el alma no es causa libre. Esta conclusión está en la demostración de la Proposición 48 de la Segunda Parte: adeoque suarum actionem non potest esse causa liberta, sive absolutam facultatem volendi, & nolendi habere non potest (por tanto, no puede ser causa libre de sus acciones, es decir no puede tener una facultad absoluta de querer y no querer).
Pero, entonces, ¿qué es, si no es causa libre?
1.4. Demostración (III). El alma como aquello que debe ser determinado por una causa, determinada por otra causa, determinada…ad infinitum
La proposición 28 define la cosa singular: como aquella que es finita; y como aquella que tiene una determinada existencia (quaevis res, quae finita est, & determinatam habet existentiam).
La Proposición 28 de la Primera Parte afirma que cualquier cosa singular (Quodcunque singulare) no puede existir (non potest existere) ni puede ser determinada para obrar (nec ad operandum determinari) sino por otra causa (ad existendum, & operandum determinetur ab alia causa) y ésta por otra y así al infinito (& sic in infinitum).
1.5. Parte B del Escolio de la Proposición XLVIII
Se define la voluntad como “la facultad de afirmar y de negar” (me intelligere per voluntatem facultatem affirmandi & negandi). Luego se la relaciona con el alma: “la facultad con que el alma afirma o niega qué es lo verdadero y qué lo falso” (intelligo facultatem qua mens affirmat vel negat quid sit verum quiuve falsum).
Pero al final del Escolio se da por sentado lo siguiente. Se da por sentado que la idea, en tanto que es idea (quatenus idea est ), implica (involvit) en el alma (in mente) alguna afirmación y alguna negación (affirmatio & negatio).
Entonces el Escolio introduce la tensión que parecería producirse del contenido de los anteriores dos párrafos. Lo que dice el final del Escolio es que no se ha indagado sobre lo siguiente: ¿cuál es la relación entre la voluntad y las ideas de las cosas? En particular, se pregunta lo siguiente: ¿”las mismas voliciones son algo aparte (praetera) de las mismas ideas de las cosas”? (inquirendum est iam an ipsae volitiones sint aliquid praeter ipsas ideas rerum). Esta interrogante claramente introduce la Proposición XLIX.
2. Proposición XLIX.
La demostración de la Proposición XLIX consta, en general, de tres partes: en primer lugar, se niega que haya una facultad de querer o no querer; en segundo lugar, se asegura que sólo hay en el alma voliciones singulares; en tercer lugar, se asegura que cualquier volición singular pertenece a la esencia de su idea, es la idea y nada más que ésta, por cuanto: primero, toda volición singular sólo puede ser concebida por su idea; segundo, toda volición singular sólo puede existir por su idea; y, tercero, toda idea no puede ser ni ser concebida sin su volición singular. La idea general de la proposición es ejempliciada por medio de la siguiente volición singular, una afirmación: tres angulos trianguli aequales esse duobus rectis (los tres ángulos del triangulo son iguales a dos rectos).
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