.

1. Vida y filosofía de Benedicto de Espinosa
Leer libro de Frederick Pollock
Leer comentarios propios: I, II (incompleto)

2. Tractatus theologico-politicus de Espinosa.

3. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el orígen y la difusión del nacionalismo de Benedict Anderson. Leer resumen del capítulo III. Reseña sobre el capítulo III.

4. Gramática castellana de Nebrija. Leer libro. Leer resumen del prólogo (incompleto).

5. Observaciones sobre algunos ensayos del profesor Carlos B. Gutiérrez. Sobre Neokantianismo y fenomenología en el inicio de la filosofía de Heidegger. Sobre La Hermenéutica temprana de Heidegger (incompleto).

5. La estructura de las revoluciones científicas de Thomas S. Kuhn. Leer resumen de la Introducción. (Completo)

6. Historieta titulada Humans de William Erwin Eisner. Verla. Leer mis comentarios al respecto (incompleto).

7. De Honda a Cartagena por José María Samper. Leer libro: parte I, II, III, IV, V. Leer mis apuntaciones (incompleto).

8. Ser y tiempo de Martin Heidegger. Leer mis apuntaciones sobre el primer capítulo (incompleto). Leer mis apuntaciones sobre el segundo capítulo (incompleto). Leer el protocolo que hice en relación con una reunión: leerlo. Leer el primer ensayo que hice para la asignatura Heidegger y que fue, posteriormente, calificado por Carlos Bernardo Gutiérrez como excelente: leerlo; y leer el borrador. Anotación sobre el primer parágrafo del primer capítulo, titulada Categorias y Existenciales: leerla. Anotación sobre el segundo parágrafo del primer capítulo, titulada La tarea de la depuración del «sujeto» y la tarea de des-objetivación de las definiciones tradicionales del hombre: leerla. Reflexiones sobre los parágrafos 12-21, que usaré como fundamento para la segunda evaluación: acceder.

9. Mentes, cerebros y programas de John R. Searle. Leer mis primeros comentarios (incompleto). Detallada descripción del experimento mental (Gedankenexperiment) que hizo John Searle en Mentes, Cerebros y Programas: leerla. Introducción al artículo Mentes, Cerebros y Programas: leerla. Otra introducción al texto: leerla. Ponencia definitiva (falta una parte). Réplica de los sistemas (incompleta). Réplica del robot (falta perfeccionar). Réplica de los cerebros. Estructura de la ponencia definitiva. El argumento físico-químico contra el funcionalismo. Ponencia definitiva.

10. ¿Qué se siente ser murciélago? Leer mis comentarios. (Completo)

11. SOPHOCLIS FABVLAE. ΑΝΤΙΓΟΝΗ. Leer en griego. Leer en inglés. Leer versión en griego de Theodore D. Woosley (Boston y Cambridge, 1855). Leer edición crítica en inglés de Martin L. D'Ooge (Ginn & Company, 1884). Leer edición crítica en francés de M. Berger (Librairie Ch. Delagrave, 1897). Ver mi traducción parcial al español.

12. Verdad y método de Hans-Georg Gadamer. Leer mis comentarios. Mi experiencia hermenéutica: I II. Breves comentarios sobre el Principio de la Historia Efectual.

13. La economía devora la política de Rodolfo Arango. Leer.

14. El mito de Descartes de Anthony Kenny. Leer mis comentarios. (Completo)

15. Comentarios sobre
la travesía de Humboldt desde la Esmeralda hasta Angostura. Leer.

16. El Utilitarismo de John Stuart Mill. Leer mis comentarios.

17. Ética demostrada según el orden geométrico de Benedicto de Spinoza. Esquema del libro que nos envió el doctor Jorge Aurelio Díaz (jadiaz9@cable.net.co). Leer mis apuntaciones. Leerla en latín. Leer el TIE en latín. Ponencia de la primera sesión, coponencia, relatoría. Ver mi ponencia; ver el segundo borrador de mi ponencia; ver mi ponencia definitiva. Ver reflexiones preliminares para mi co-ponencia.

18. Concepts of Consciousness de Ned Block. Leer apuntaciones.'

19. El discurso del método de René Descartes. Leer mis apuntaciones.

20. Somme, Doris. Not Just any Narrative: How Romance Can Love Us to Death (en Daniel Balderston. Ed. The Historical Novel in Latin America. Gaithersburg: Hispamérica, 1986. 47-73). Leer mis apuntaciones. Leer mi reseña.

21. Justice as Fairness: Political not Metaphysical de John Rawls. Leer mis comentarios. Leer en JSTOR. Algunos apuntes sobre la crítica que le hace Cohen a Rawls: verlos. Esbozos de una breve reseña sobre Nozick: leerla. Breve reseña sobre Nozick: leerla. Incompleta reseña sobre Taking Rights Seriously de Ronald Dworkin: leerla. Incompleta reseña sobre Justice and the moral subject de Michael Sandel: leerla.



23. María (1867) de Jorge Isaacs. Interpretación sobre la mirada de María. Proyecto que entregué el jueves 15 de Septiembre de 2011 a la doctora Carolina Alzate: acceder.

24. Carta al Señor Coordinador Académico de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo. Verla.


26. HOMERI OPERA RECOGNOVIT BREVIQUE ADNOTATIONE CRITICA INSTRVXIT DAVID B. MONRO ET THOMAS W. ALLEN TOMVS I ILLIADIS LIBROS I-XII CONTIENS EDITIO TERTIA OXONII E TYPOGRAPHEO CLARENDONIANO. Libro 24 en griego. En griego y en español p. 459. Leer la edición crítica de A. T. Murray (London, 1924). Leer edición crítica de Edward Bull Clapp (Boston, Ginn & Company, 1899); crítica del canto XXIV: verla. Leer edición crítica de Walter Leaf (London, Macmillan and co.): primera edición (1900), segunda edición (1902); crítica del canto XXIV: leerla. Leer edición crítica de Richard Herne Shepherd (London, Chatto & Windus, 1903. Leer edición crítica de John J. Owen (New York, Leavitt & Allen); canto XXIV: leer en griego y leer apuntaciones críticas. Leer edición crítica de C. C. Felton (Boston, Billiard, Gray and Company, Cambridge, 1833); leer notas críticas sobre el Canto XXIV. Leer la edición crítica de Francis W. Newman (London, Trurner & co, 1871); leer traducción al inglés del Canto XXIV y leer las anotaciones críticas del final. Leer una introducción a la Iliada y a la Odisea de R. C. Jebb (Boston, Ginn & Company, 1904). Traducción del Canto XXIV (Trad. Luis Segalá Estalella): verla. Ver mi traducción al español del Canto XXIV. Ver traducción de versos 97-115. Ver en Thesaurus.

27. Ontogeny and Phylogeny de Stephen Jay Gould (Harvard University Press, 1977). The Man of Genius de Cesare Lombroso (The Walter Scott Publishing Co., London, 1917). Crime. Its Causes and Remedies de Cesare Lombroso (William Heinemann, London, 1911). Reseña sobre El argumento de la recapitulación (Ernst Haeckel) y el argumento de la neotenia (Louis Bolk): leer. Reseña que hice como Introducción a la Antropología Criminal de Cesare Lombroso: leer.

28. S. AURELII AUGUSTINI CONFESSIONES POST EDITIONEM PARISIENSEM NOVISSIMAM AD FIDEM CODICUM OXONIENSIUM RECOGNITAE, ET POST EDITIONEM M. DUBOIS EX IPSO AGUSTINO ILLUSTRATAE. OXONII, J. H. OARKER; J. G. ET ,F. RIVINGTON, LONDINI, MDCCCXXXVIII. Ver traducción de M. Du Bois. Ver lib. 10, cap. 16 en la traducción de Du Bois. Las confesiones traducidas del Latín al Castellano por Eugenio de Zeballos (1781). Tomo Primero (descargar). Tomo Segundo (descargar). Lib. 10, cap. 16 corresponde a la página 362 del Tomo Segundo.

29. Studies on fermentation. The diseases of Beer. Their causes, and the means of preventing them de Louis Pasteur (London, Macmillan & cCo, 1879). Louis Pasteur. His life and labours, escrito por su yerno (trad. Lady Claud Hamilton; New York, D. Appleton and Company, 1885). Louis Pasteur de S. J. Holmes (New York, Harcourt, Brace and Company, 1924). Pasteur and after Pasteur de Stephen Paget (London, Adam and Charles Black, 1914). Louis Pasteur de Albert Kleim y Louis Lumet (trad. Frederic Taber Cooper; New York, Frederick A. Stokes Company, 1914). Breve video que explica el experimento de Pasteur, junto con una brevísima anotación que también lo explica: ver. Reseña incompleta sobre la disputa entre Pasteur y Pouchet: leerla.

30. Principia Philosophiae de René Descartes. Oeuvres de Descartes publièes par Charles Adam & Paul Tannery sous les auspices du Ministère de l'Instruction Publique. Principia Philosophiae, VIII. Paris. Léopold Cerf, Imprimeur-editeur. 1905. Acceder. Acceder a la lista de contenidos de una traducción inglesa. Acceder al texto traducido por un inglés (o acceder al index principiorum philosophiae). Acceder: a la primera parte traducida, Of the principles of human knowledge (o a la pars prima. de principiis cognitionis humanae); a la segunda parte traducida. Of the principles of material things (o a la pars secunda. de principiis rerum materialium); a la tercera parte traducida. Of the visible world (o a la pars tertia. de mundo adspectabili); o a la cuarta parte traducida. Of the earth (o a la pars quarta. de terra). Descargar la versión latina en formato PDF o leerla. Ver otra versión inglesa (página 105). Leer mi resumen del capítulo LI. Leer mi resumen del capítulo LII. Leer mi resumen del capítulo LIII. Leer mi resumen de LXIV (incompleto). La crítica heideggeriana a los Principia. Ver o descargar OPVSCVLA OMNIA REVEREN.D.D. THOMAE DE VIO CARDINALIS TITVLI SANCTI SIXTI, In tres distincta Tomos. La doble crítica heideggeriana a los Principia. Parágrafo 20 (Segunda Parte). Heidegger omitió el concepto de prejuicio en Descartes. Descartes según Hans-Georg Gadamer. Lo que está pendiente por hacer: Investigación breve sobre el concepto de infancia en Descartes. El orígen de los prejuicios. Sobre la segunda parte de los principia. El plan. Ensayo definitivo que entregué al profesor Carlos Bernardo Gutiérrez el 30 de octubre de 2011.


32. Government Spending de Gordon Tullock. Vínculo interno. Vínculo externo.



33. 2. Bibliografía no revisada. Texto de Rouse (1913). Los siete libros de Séneca |La Apocolosyntosis en PDF y en español |B. Baldwin. Executions under Claudius: Seneca's "Ludus de Morte Claudii". Phoenix. Vol. 18, No. 1 (Spring, 1964), pp. 39-48 |Ball, A. P. The satire of Seneca or The apotheosis of Claudius commonly called the ἀποκολοκύντωσις. Nueva York: McMillan Company, 1902 |Berthe M. Marti. Seneca's Apocolocyntosis and Octavia: A Diptych. The American Journal of PhilologyVol. 73, No. 1 (1952), pp. 24-36 |Ross Kilpatrick. Apocolocyntosis and the Vision of Claudius. The Classical Journal. Vol. 74, No. 3 (Feb. - Mar., 1979), pp. 193-196 ||| Tácito, Cayo Cornelio, 55-117 [Clasificación Dewey: 937.07 T113 Z215]. Anales del Imperio Romano : desde la muerte de Augusto a la de Neron; traduccion del latin por Carlos Coloma. Edicion: Nueva edicion revisada, modernizada y anotada. Barceona : Iberia, c1960. |Graves, Robert, 1895-1985 [923.137 C51g3]. Claudio, el dios y su esposa Mesalina ; el turbulento reinado de Tiberio Claudio César, emperador de los romanos (nacido en el año 10 a. de J. C., muerto en el año 54), descrito por él mismo ; también su asesinato por la famosa Agripina y su posterior deificación, descrita por otros [traducción de Floreal Mazía]. Buenos Aires : Eds. Siglo Veinte, 1962. |Graves, Robert, 1895-1985 [923.137 C51g5]. Yo Claudio : a partir de la autobiografía de Claudio; traductor Floreal Mazía. 7a. ed. Madrid : Alianza Editorial, 1981. 510 p. |Séneca, Lucio Anneo, 4 a. de J. C [878.5 S35a]. Apocolocíntosis del divino Claudio / Lucius Annaeus Seneca ; introducción, versión y notas de Roberto Heredia Correa. México : Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Filológicas, 1986. lviii, 13 p. ; 22 cm. Cuadernos del Centro de Estudios Clásicos ; 10. Texto en español y latín. |Cordero, I. M. La vida de Lvcio Anneo Seneca, sacada de mvchos avthores muy verdaderamente. Anvers: Casa de Christoforo Plantino, 1555. En PDF. En línea |Diez de Aux y Granada, D. F. A. Seneca y Neron, dirigido a la grandeza del Excelentiſimo ſeñor Conde Duque, debaxo el Patrocinio generoſo del ſeñor don Geronimo Villanueua, Protonctario de Aragon. Madrid: Iuan Sanchez, 1642. En PDF. En línea |Martyr Rizo, I. P. Historia de la vida de Lucio Anneo Seneca Eſpañol. Madrid: Iuan Delgado, M.DC.XXV. En PDF. En línea. |Mexia, Pedro. Historia imperial y cesarea: en la qval en svmma se contienen las vidas y hechos de todos los Ceſares Emperadores de Roma: deſde Iulio Ceſar haſta el Emperador Maximiliano: dirigida al muy alto y muy poderoſo Principe y ſeñor nueſtro don Philippe, Príncipe de Eſpaña y delas dos Sicilias, &c. Basilea: Casa de Ioan Oportino, X. D. XLVII. ([Leer La Vida del Emperador Claudio primero deste nombre, la qual ſe diuide en dos Capitulos: Capitvlo primero de la estranna manera como uino a ſer Emperador Claudio, y delos edificios y obras que hizo, y la guerra de Britania, y otras coſas ſuyas (pp. 58-63); Capitvlo Sevundo delas otras coſas que ſucedieron en la vida de Claudio haſta el fin de ſu Imperio (pp. -69); y los tres capítulos dedicados a Nerón]. Ver en PDF. Ver en línea.

34. Acerca de una columna de Opinión de Juan Manuel Santos. Reflexión I, preliminar. Reflexión II definitiva. Parte 1.

35. Bomba Atómica. Ensayo I. Ensayo II.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Breves observaciones sobre el Principio de la historia efectual

Seminario Alteridad y ciencias sociales

Relatoría de la reunión del martes 6 de septiembre

Juan Sebastián Franco

La distancia histórica como punto de partida

El punto de partida del capítulo titulado El principio de la historia efectual de Verdad y Método, según fue introducido en la reunión del martes 6 de septiembre, fue el siguiente. Digamos que hacemos el papel del filólogo. En frente de nosotros hay un texto antiguo y pretendemos darnos a la tarea de comprenderlo. La tarea de la comprensión se hará, por tanto, desde la distancia histórica. Antígona¸ o cualquier obra transmitida desde la antigüedad, es para el intérprete de hoy, según Gadamer, un “fenómeno histórico desde la distancia histórica”[1]. El texto antiguo es un otro, cuya verdad no es inmediata. El texto antiguo, en tanto que es un fenómeno histórico, tampoco es inmediato.

El acallamiento del otro que logra la buena conciencia

El párrafo anterior describió la situación preliminar, por llamarla de alguna manera, en la que se halla el filólogo en relación con un texto antiguo. Pero Gadamer advierte de una “aparente ingenuidad de nuestra comprensión”[2]. Nuestra comprensión al parecer no advierte que el texto antiguo no es inmediato, sino que al parecer lo toma a plenitud como “el fenómeno inmediato”[3] que no es. Esto quiere decir que suponemos de entrada que el texto antiguo, que pretendemos comprender, es un texto comprensible. Ni siquiera lo suponemos. Ni siquiera se hace necesario suponerlo. De entrada el texto antiguo es al parecer algo que se nos muestra, en palabras de Gadamer, como “a la luz de lo propio”[4]. Entonces nos permitimos tomar expectativas sobre el texto antiguo. Y nos permitimos proyectarlas y proyectárselas. Y al parecer “nos guiamos por el patrón de la comprensibilidad”[5]. Pero este patrón aparente y esta ingenuidad aparente logra algo que la comprensión no tenía pretendido: “que ni lo propio ni lo otro llegan realmente a expresarse como tales”[6]. Es cuando el texto antiguo y la comprensión que el filólogo hace de él se deforman, no lográndose expresar propiamente. La comprensión que así se guía no permite al otro que articule con propiedad una voz. No se le permite hablar con su propia voz. Se le sumerge en el agua, el otro se ahoga, y por lo mismo nos ahogamos a la par con él, ya que el texto antiguo, así tomado, es el fenómeno inmediato de nuestra aparente comprensión.

La certeza que persigue el objetivismo histórico

La conciencia descrita en el párrafo anterior es la del objetivismo histórico. “Una buena conciencia”[7], la llama Gadamer. En efecto, hay un filólogo que da por sentado que, si se deshiciera de su método crítico para hacer su labor de comprensión del texto antiguo, actualizaría el texto antiguo desde su presente, pero de manera arbitraria y caprichosa. Él cree que puede evitar la precipitación, como Descartes, por medio de su método «seguro». Entonces cree ser bueno al remitirse a su método crítico. Él cree ser una buena conciencia, cuando va de la mano con su método. Cree ser buena la conciencia del filólogo que se sustrae exclusivamente a su método crítico. Gadamer no disputa que el filólogo se deshaga de la que él, nuestro filólogo, llama arbitrariedad o capricho. Simplemente este no es el punto de Gadamer.

El carácter innegable de algunos presupuestos

Por el contrario, Gadamer enfatiza en que ese filólogo, que se encierra en su método crítico, no podrá negar otros presupuestos, por más que crea haber negado algunos. El filólogo que se refugia en su propio método no podrá negar, independientemente de su método, los presupuestos “sustentadores de todo su propio comprender”[8]. Este filólogo, que va de la mano con su método crítico, creyendo con él exceptuarse de la arbitrariedad o del capricho, no sólo representa la buena conciencia del objetivismo histórico, el que “se parece a la estadística”[9], sino también representa el patrón de la comprensibilidad que, por definición, oculta los presupuestos de su propio comprender y que, por extensión, cree haber ganado una certeza que solo su método crítico aparenta proporcionarle, como auxiliándole.

Una exigencia teórica para las ciencias del espíritu

Pero Gadamer no pretende auxiliarle, a nuestro filólogo objetivista, como arrebatándole su método crítico para hacerle entrega de uno nuevo. No se trata aquí de un intercambio justo, o de algo por el estilo. Lo que exige Verdad y Método a las ciencias del espíritu es “que éstas aprendan a comprenderse mejor a sí mismas y reconozcan que los efectos de la historia efectual operan en toda la comprensión, sea o no consciente de ello”[10]. Y, por esto, porque los efectos de la historia efectual operan incluso de manera inconsciente, a decir verdad tampoco necesita Verdad y método exigir tal o tal otra cosa. Este es el punto de Gadamer: el de postular un principio que, en tanto principio, “se impone incluso allí donde la fe en el método quiere negar la propia historicidad”[11]. El principio de la historia efectual consiste en ser no una exigencia de un hermeneuta experto o en ser una exigencia de la hermenéutica, sino en ser algo que se da necesariamente en toda reflexión que haga cualquier conciencia histórica. En palabras de Gadamer: “se trata más bien de una exigencia teórica”[12]. Gadamer sencillamente hizo patente el principio que el filólogo objetivista pasó por alto. El principio de la historia efectual podría formularse así: cualquier filólogo que intente comprender un texto antiguo, o en general un fenómeno histórico desde la distancia histórica, estará en una situación ya determinada, tanto por la distancia histórica que le separa del texto antiguo, como por el carácter histórico del texto antiguo que intenta comprender. A esta situación ya determinada Gadamer la llama la “situación hermenéutica en general”[13].

La inacababilidad del ser histórico

La historia efectual, la historia que efectivamente nos determina, es algo de lo que no podemos ganar plena consciencia. No existe la posibilidad de una “auto-transparencia total”. Estamos dentro de la situación y ésta limita las posibilidades nuestras de verla completamente. No podemos ver todo lo que nos determina en esa situación específica. La situación hermenéutica está determinada por una historia efectuada que limita las posibilidades de verdad. Este es el concepto de “inacababilidad” que, según Gadamer, “está en la esencia misma del ser histórico que somos”[14]. La comprensión es siempre inacabada, no por defecto, sino por la finitud del ser humano. Siempre soy más de lo que sé de mí mismo, nunca puedo saber todo lo que soy. Por eso Gadamer dijo: “Ser histórico quiere decir no agotarse nunca en el saberse[15].

La sustancia como una predeterminación histórica

Pero esta inacababilidad ya la había anticipado Verdad y Método, al decir: “Por eso los prejuicios de un individuo son, muchos más que sus juicios, la realidad histórica de su ser[16]. La subjetividad no lo tiene todo bajo control. Los prejuicios obligan a que, antes de la comprensión de la obra antigua, “nos estamos comprendiendo ya de una manera autoevidente en la familia, la sociedad y el estado en que vivimos”[17]. Gadamer llama a esta determinación de los prejuicios la ¨predeterminación histórica”[18] y, tomando un préstamo de Hegel, la llama “sustancia”[19]. Esta sustancialidad del ser humano, la de cargar consigo necesariamente con sus prejuicios, hace de éste, en cuanto ser histórico, un ser inacabable o inagotable. La inacababilidad, además, es la condición de posibilidad para que el ser histórico se dé a la apertura.

El concepto de horizonte

Se dijo que el horizonte era un concepto entendible por el sentido común. La situación hermenéutica está determinada, según se dijo, porque “limita las posibilidades de ver”[20]. El horizonte le pertenece a la situación hermenéutica. Y es de esta pertenencia que cobran sentido, tanto la inacababilidad del ser histórico, como la pretedeterminación histórica del ser histórico. El horizonte consiste en la visión posible desde una determinada perspectiva o desde una determinada apertura.

La corrección en relación con el concepto de horizonte. El horizonte correcto

Cuando uno ve una obra antigua desde algún horizonte, puede darse cuenta que no se le ve bien. Hay muchos modos de mirarla. Pero será el otro el que llamará la atención y el que advertirá que no se le ha entendido bien. Y, así, el filólogo tendrá que percatarse en algún momento que lo que él quiere ver deberá ser representado “en sus verdaderas medidas”[21]. Es entonces cuando el concepto de horizonte encuentra una conexión con la verdad. El filólogo, en efecto, podría pretender volver a la obra antigua en una pieza de museo. Esto sería tomar una distancia muy grande con respecto a la obra antigua que pretende comprender. El horizonte no sería el correcto. En cambio, cuando el filólogo omite esa toma de distancia extrema respecto del texto antiguo y trata de actualizar el sentido de la obra antigua, tiene lugar un desplazamiento del horizonte original, que acorta la distancia extrema con respecto a la obra a comprender. Gadamer reconoce que de no haber un “ desplazarse al horizonte histórico desde el que habla la tradición”[22] y, por tanto, de tener lugar una omisión de este tipo, el filólogo malentenderá lo que pretende ver y “estará abocado a malentendidos respecto al significado de los contenidos de la tradición”[23]. El problema de la verdad o de la corrección en relación con el concepto de horizonte se patentiza como ¨exigencia hermenéutica justificada”[24]. Esta exigencia consiste en “que uno se ponga en el lugar de otro para poder entenderle”[25]. Pero esto no sólo implica tener un horizonte, sino también implica haberlo desplazado a un justo lugar desde el cual podamos “hacernos una idea de su posición y horizonte”[26] o desde el cual podamos “conocer el horizonte del otro”[27]. El filólogo es una conciencia histórica a quien se le exige colocarse “en la situación de un pasado [el del texto que pretende comprender]”[28].

Que la corrección del horizonte consiste en participar con otro ¨en un sentido comunitario¨

Pero la búsqueda de un encuentro, que necesariamente se sigue del desplazamiento del horizonte original, no significa para Gadamer “un verdadero dialogo”, porque “no se busca el consenso sobre un tema”[29]. El horizonte correcto no es aquel que pretende lograr un entendimiento con el otro o desde el otro. Más bien, el horizonte consiste en ir en busca del otro para ponerlo en juego y para ponerme en juego con el otro. La comprensión, había dicho Gadamer, es una “participación en un sentido comunitario”[30]. Si bien no se trata de traducir literalmente las Escrituras, como era la pretensión de la filología de Lutero, se trata de darle una participación al texto al mismo tiempo que uno se da a la participación con él. Hay entre el filólogo y la obra antigua una mutua dependencia. El horizonte correcto consiste en posibilitar una participación mutua.

El problema de la comparación de horizontes. El problema de la isla de Robinson

Finalmente, se planteó la pregunta de si se podrían comparar los horizontes que son limitados con los horizontes que son más amplios. ¿Sería esta comparación legítima y al mismo tiempo fiel a Verdad y Método? ¿Se podrían incluso contrastar, un horizonte limitado con otro menos limitado? ¿Se podría decir que uno es mejor que otro, o que este es peor en relación con alguno? No creo que hayamos exceptuado estas preguntas por haber sugerido que sería mejor interpretar el horizonte correcto como el horizonte apropiado. Todavía podría plantearse justamente la pregunta que planteó Julián Pilonieta: ¿se podrían comparar horizontes que son limitados con los que son menos limitados o más amplios? ¿Se podría hablar de un grado de adecuación de tal horizonte con respecto a los demás? ¿Se podrían ordenar, por consiguiente, como en una jerarquía? Personalmente, me parece que no pudo omitirse, pero tampoco pudo resolverse al principio, el problema, así planteado, acerca de la comparación de horizontes. Pero Gadamer planteo el problema. ¿“[E]s siquiera pensable”—preguntó Gadamer—“una situación historia limitada por un horizonte cerrado?”[31] Y dio la siguiente respuesta: “tampoco hay horizontes realmente cerrados”[32]. La robinsonada para Gadamer es una abstracción, por lo que se niega de entrada el problema de la comparación de horizontes. No hay alguien como Robinson que viva en una isla solitaria y que sirva, por tanto, como punto de comparación con respecto a los que tienen, supuestamente, un horizonte más abierto. No hay entre quiénes comparar, ya que todos somos seres históricos. No existe alguien así, como Robinson. Todos tenemos, por el contrario, una “movilidad histórica”[33], ya que, para Gadamer, cada individuo “está siempre entendiéndose con otros”[34]. La corrección del horizonte no consiste, por consiguiente, en tener un horizonte más amplio o más adecuado, sino en la realización o en la no omisión de la búsqueda de una participación mutua en relación con el fenómeno histórico que se pretende comprender.



[1] Gadamer, Hans-Georg. Verdad y Método. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2003. p. 371.

[2] Íbid., p. 371.

[3] Íbid., p. 371.

[4] Íbid., p. 371.

[5] Íbid., p. 371.

[6] Íbid., p. 371.

[7] Íbid., p. 371.

[8] Íbid., p. 371.

[9] Íbid., p. 371.

[10] Íbid., p. 371.

[11] Íbid., p. 371.

[12] Íbid., p. 370.

[13] Íbid., p. 371.

[14] Íbid., p. 372.

[15] Íbid., p. 372.

[16] Íbid., p. 344.

[17] Íbid., p. 344.

[18] Íbid., p. 372.

[19] Íbid., p. 372.

[20] Íbid., p. 372.

[21] Íbid., p. 373.

[22] Íbid., p. 373.

[23] Íbid., p. 373.

[24] Íbid., p. 373.

[25] Íbid., p. 373.

[26] Íbid., p. 373.

[27] Íbid., p. 373.

[28] Íbid., p. 373.

[29] Íbid., p. 373.

[30] Íbid., p. 362.

[31] Íbid., p. 374.

[32] Íbid., p. 374.

[33] Íbid., p. 374.

[34] Íbid., p. 374.

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