En el Prólogo de la Segunda Parte, titulada De la naturaleza y orígen del alma, Espinosa:
1o. Usa la expresión el ser eterno e infinito como apósito de la palabra Dios, cuando dice: "Dios, o sea, el ser eterno e infinito".
2o. Recuerda que, según las demostraciones llevadas a cabo en la Primera Parte de la Ética, de la esencia de Dios debieron seguirse "infinitas cosas en infinitos modos".
3o. Dice que la inferencia de esas cosas, infinitas en infinitos modos, es necesaria, cuando dice de ellas que "debieron seguirse necesariamente" (letra cursiva del adverbio mía).
4o. De las cosas inferibles necesariamente de la esencia de Dios, infinitas en infinitos modos, sólo una parte pasará a explicar en la Segunda Parte.
5o. Espinosa no dice en el Prólogo cuántas de esas cosas pasará a explicar en la Segunda Parte de su Ética.
6o. Pero de las cosas que explicará dice por qué las explicará. Las explicará porque esas cosas, y no otras, permitirían guiar-"nos". La explicación será para varios y entre éstos se incluye Espinosa; los restantes permanecen indeterminados.
7o. Pero Espinosa no dice explícitamente que las cosas que explicará permitirían guiar. Puede que guiar, por tanto, no sea una interpretación de fiar. Él usa un símil, en vez del verbo guiar. Escribe que esas cosas que explicará permitirían "llevar como de la mano". Esta expresión es más un simil del verbo dirigir que del verbo guiar.
8o. Las cosas que explicará dirigirían, por tanto, hacia un conocimiento específico. No sólo serán dirigentes para conocer "el alma humana", sino también para conocer la "felicidad suprema" del alma humana.
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