2) Pero el término no solo tiene un uso viciado, sino que es el único uso que se le da. Hay, por tanto, un significado para el término utilitarismo y éste es "el único en el que la palabra espopularmente conocida" (49). La palabra, por consiguiente, ha caído hasta el punto de tener una "completa degradación" (49).
3) En un importante pie de página (49), Mill aseguró, primero, que él fue "la persona que puso en circulación la palabra «utilitarista»" (49) y, segundo, que "el término satisface una necesidad lingüística" (49), por cuanto cumple la tarea de "denotar el reconocimiento del utilitarismo como criterio" (49).
4) Entonces Mill inicia realmente su ponencia. Dice que hay un "credo" (49). Y éste tiene un fundamento de la moral, aceptado por él mismo. El fundamento tiene dos nombres equivalentes. El primer nombre es el de Utilidad (49). El segundo es el de Principio de la mayor Felicidad (49).
5) Este fundamento de la moral tiene una formulación. Dice así: "las acciones son correctas en la medida en que tienden a promover la felicidad, incorrectas en cuanto tienden a producir lo contrario a la felicidad" (50).
6) Felicidad e infelicidad son dos términos que Mill define así: por una parte, "por felicidad se entiende el placer y la ausencia de dolor" (50); por otra, "por infelicidad el dolor y la falta de placer" (50). Después usará Mill los términos Felicidad y Utilidad indistintamente (57) y dirá que la Felicidad será la regla directriz de la conducta humana (57). Ver 24)
7) Pero para Mill no basta con 4), 5) y 6) "Para ofrecer una idea clara del criterio moral que esta teoria establece" (50). Y es insuficiente, porque falta determinar claramente, según Mill, en particular dos "expliaciones suplementarias" (50), a saber: por una parte, "qué cosas incluye en las ideas de dolor y placer" (50) ; y, por otra parte, "en qué medida es ésta una cuestión a debatir" (50).
8) El fundamento de la moral del Utilitarismo lo formuló Mill de otra manera, distinta a 5). No lo llama Utilidad ni Principio de la Felicidad como en 4), sino la teoría de la vida sobre la que se funda esta teoría de la moralidad (50).
9) Dice la teor[ia de la vida de Mill dos cosas: primera, "que el placer y la exención del sufrimiento son las únicas cosas deseables como fines" (50); segunda, "que todas las cosas deseables (...) son deseables ya por el placer inherente a ellas mismas, o como medios para la promoción del placer y la evitación del dolor" (50).
10) Con la formulación de 9) del fundamento de la moral, Mill se lava las manos, evitando la prueba lógica de que ese, y no otro, es el fundamento de la moral, puesto que, como dijo antes, "Las cuestiones relativas a los fines últimos no son susceptibes de prueba directa" (Ver 18) en apuntes sobre las Observaciones generales).
11) Entonces Mill contestará a quienes acusaban al Utilitarismo, diciendo que el placer era "como totalmente despreciable y rastrero, como una doctrina sólo digna de los puercos, a los que se asociaba a los seguidores de Epicuro en un principio" (50). Resuelve, en primer lugar, decir si "los seres humanos no son capaces de experimentar más placeres que los que puedan experimentar los puercos" (51). Entonces resuelve con determinación, al decir que"los placeres de una bestia no satisfacen la concepción de felicidad de un ser humano" (51). En suma, Mill se ve en la tarea de distinguir entre las bestias, como él llama a los animales (51), y el ser humano.
12) Las bestias tienen nada más que "los apetitos animales" (51). Sin negar que los seres humanos tengan los mismos o unos diferentes, Mill asegura que "Los seres humanos poseen facultades más elevadas que los apetitos animales" (51). Los seres humanos o son conscientes de su existencia o no. Para quienes lo son, su felicidad no es un fín realizado por el mero hecho de satisfacer sus apetitos animales, tal o cuales. Por el contrario, la felicidad exige en ese caso"la gratificación de aquellas facultades" (51). Luego dirá Mill: "Un ser con facultades superiores necesita más para sentirse feliz" (53-54). Las bestias tienen "un grado más bajo de existencia" (54). No estaría del todo mal, por tanto, distinguir entre los seres de tipo superior y los de tipo inferior, o los de primer grado y los de segundo, etc. De hecho, Mill llega a sugerir esta distinción, al hablar de "el inferior" y del "inferior" (54, al final).
13) Pero Mill cree que el epicureismo haya sido del todo "adecuado" (51). Para ello cree Mill que "sería necesario incluir muchos elementos estoicos, así como cristianos" (51). Mill, por consiguiente, refuta la suficiencia del epicureismo.
14) Pero Mill considera adecuado del epicureismo el que haya distinguido "los placeres del intelecto, de los sentimientos y de la imaginación, y los sentimientos morales" (51) de los otros placeres, que Mill llama "los de la pura sensación" (51). Hay unos placeres con un "valor mucho más elevado" (51) que otros. Por ejemplo, podríamos llamarlos los de primer orden y los de segundo; y a la distinción, por ejemplo, la distinción relativa a la cualidad mayor o menor de los placeres.
15) Mill asegura que hay unos placeres "más deseables y valiosos que otros" (52). Y advieret que la estimación de un placer debe atenerse no sólo a su cantidad, sino a su calidad (52). Mejor dicho, un placer se diferencia de otro, no sólo por ser de mayor cantidad, sino por ser de determinada calidad.
16) Entonces Mill habla de la "negativa" (56). Había dicho que ninguna de las "criaturas humanas" (53) o, en general, el "ser humano inteligente" (56) admitiría volverse un ser de tipo inferior, según se distinguió entre los de tipo superior y los de inferior en 12). Entonces dice ser capaz de "ofrecer la explicación que nos plazca de esta negativa" (54). Asegura que hay un "sentimiento de dignidad [self-respect] que todos los seres humanos poseen en un grado u otro, y que guarda alguna correlación, aunque en modo alguno perfecta, con sus facultades más elevadas" (54), &c.
17) Entonces Mill distingue entre la felicidad y el contento (54-55).
18) Mill escribe la palabra carácter (55). Según Mill, "los hombres (...) eligen" (55) tal o cual alternativa. No sólo eligen bienes, sino también "Incurren en indulgencias sensuales" (55) y "se dejan sumir en la indolencia y el egoísmo" (56). ¿Por qué, según Mill, habrían de elegir "el bien más próximo" (55) y no el más elevado? Dice Mill: "debido a la debilidad de carácter" (55). Mill hasta admite que los hombrs pueden perder "la capacidad para los más elevados. La capacidad para los sentimientos más nobles (...) una planta muy tierna, que muere con facilidad" (56). Lo dice reiteradamente: "los hombres pierden sus aspiraciones elevadas (....) pierden sus gustos intelectuales (...) se aficionan a placeres inferiores" (56). La traductora de Mill hasta llega a sugerir en un pie de página "la recomendación griega de practicar la phrónesis" (55).
19) Sobre cuál sea el placer más valioso o el dolor más agudo. Mill habla de "jueces competentes" (56) que tendrán que resolver cuál sea el más valioso y cuál de los otros el más agudo. Los jueces competentes son "los que están cualificados por el conocimiento de ambos" (56). Pero en el caso de diferir sobre el asuntol, será "la mayoría de ellos" (56) o "el sufragio universal de aquellos que están familiarizados con ambos" (57), el que decida. Quiénes sean estos jueces, cuando le pidieran a Mill señalarlos; de ello no estamos enterados en los más mínimo.
20) Entonces habla Mill de la naturaleza del "criterio utilitarista" (57). Complementará lo que dijo en 8) y 9). Dijo Mill: "tal criterio [el utilitarista] no lo constituye la mayor felicidad del propio agente, sino de la mayor cantidad total de felicidad" (56; letra cursiva mía). No importa que tal persona pueda ser más feliz, sino "que hace más felices a los demás y que el mundo en general gana inmensamente con ello" (57, al final; letra cursiva mía). El ello de la cita será tal causa de la felicidad general. Y resalto el que haya que hablar en Mill de una felicidad general. La traductora de Mill hace una anotación al pie de página y dice que "Se trata, efectivamente, de un hedonismo universalista, en contraposición a un hedonismo egoísta" (57; letra cursiva mía). La traductora es insistente en este punto. Hace otro pie de página al respecto. Es el primero de la página 66. Mill, igualmente, es insistente en la página 66.
21) Entonces Mill reformulará lo dicho en 8) y 9).
Primero. En conformidad con 9), 10), 11) y 12) dijo Mill que el criterio utilitarista es "el fin de la acción humana" (58; la letra cursiva es mía). En 9) Mill había dicho que el placer y la exención del suficiento eran los fines, pero no había dicho de quién eran fines. En 10) se había reiterado que las cuestiones relativas a los fines últimos no son susceptibles de prueba directa. Sólo hasta en 11) se había advertido sobre la distinción entre las bestias y el ser humano y sólo hasta 12) había distinguido las primeras de éste. Así que sólo hasta 12) había quedado claro que los fines de que hablaba en 9) eran los fines relativos al ser humano.
Segundo. En conformidad con 4), 14) y 18) dijo Mill que el Principio de la Mayor Felicidad consiste en ser"una existencia libre, en la medida de lo posible, de dolor y tan rica como sea posible en goces" (58; letra cursiva mía), &c. En efecto, sólo hasta en 18) se hizo claro que el ser humano sólo en cuanto a su carácter incurrirá o no en indulgencias senciales, o se dejarán o no sumir en la indulencia y el egosimo, etc.
Tercero. En conformidad con 14) y 15) Mill aseguro que hay que advertir "lo que respecta a la cantidad como a la calidad" (58).
Cuarto. Y en conformidad con 19) aseguro que constituía "el criterio de la calidad y la regla para compararla con la cantidad, la preferencias experimentada por aquellos que, en sus oportunidades de experiencia (a lo que debe añadirse su hábito de auto-reflexión y auto-observación), están mejor dotados de los medios que permiten la comparación" (58; letra cursiva mía).
22) Hay una clarísima contradicción entre 16) y 18).
23) Entonces Mill se da en la tarea de responder "otra clase de objeciones [que] se presentan contra esta doctrina" (58, al final). Una objeción que pone en primera posición es con la que disputó Thomas Carlyle: "la felicidad", en palabras de Mill, "no puede constituir, en ninguna de sus formas, el fin racional de la vida y la acción humana" (58, al final). Mill responde sencillamente que, si la felicidad fuera una quimera, todavía restaría como fin "la prevención y la mitigación de la infelicidad" (59).
24) Complemento de 6). Para Mill la felicidad no es "una continua emoción altamente placentera" (59).
25) Complemento muy importante de 18) y 19). Dice Mill: "La desafortunada educación actual, así como las desafortunadas condiciones sociales actuales son el único obstáculo para que sea [la felicidad] patrimonio de todo el mundo" (60). Mill hablará de quienes tienen una "falta de preocupación por los demás" (61) y, por el contrario, de quienes "han cultivado un sentimiento de solidaridad respecto a los intereses colectivos de la humanidad" (61). Y reprende Mill no sólo el egoismo, sino también "la carencia de la cultura intelectual" (61). Agrega entonces Mill: "Una mente cultivada-no me refiero a la del filósofos, sino a cualquier mente para la que estén abiertas las fuentes del conocimiento y a la que se le ha enseñado en una medida tolerable a ejercitar sus facultades- encuentra motivos de interés perenne en cuanto le rodea" (61). También mencionará al "país civilizado" (61) o la "cultura intelectual suficiente" (61). Incluso, más adelante dirá: "Es posible que todo ser humano debidamente educado sienta, en grados diversos, auténticos afectos privados y un interés sincero por el bien público" (62). Y luego: "todo aquel que posea esta moderada proporción de requisitos morales e intelectuales puede disfrutar de una existencia que puede calificarse de envidiable" (62). Ver 27)
26) Mill habla entonces de "Los principales factores de una vida satisfactoria" (60; letra cursiva mía). Hago énfasis en que no habla Mill de una vida feliz, sino en una satisfactoria. Para él son únicamente dos: "la tranquilidad y la emoción" (60). Ambos factores "forman una alianza natural" (60).
27) Mill yuxtapone "las grandes fuentes de sufrimiento físico y psíquico" (62), a saber: "la indigencia, la enfermedad, la carencia de afectos, la falta de dignidad o la pérdida prematura de objetos de esta estimación" (62). Y las llama calamidades (62). Mill se muestra optimista respecto de "los grandes males positivos de la vida" (62, al final), al decir que "son en sí mismos superables" (62). En particular, se muestra optimista respecto de "la pobreza", "la enfermedad" (63, al puro comienzo) y, en general, respecto de "las vicisitudes de la fortuna y otros contratiempos que tienen que ver con las circunstancias mundanas" (63). Optimista quiere decir que cree en algunos mediums: "las buenas artes de la sociedad (...) el buen sentido y la buena previsión por parte de los individuos (...) el progreso de la ciencia" (63); y, en general, de "los avances en esta dirección" (63). Así habla un optimista: "todas las fuentes del sufrimiento humano son, en gran medida, muchas de ellas eliminables mediante el empeno y el esfuerzo humanos (...) toda mente inteligente y generosa para participar (...) derivará un noble goce" (63), &c. Mill habla en la página 66 de "la perfección ideal de la moral utilitarista" (66) y habla de dos mediums importantísimos.
Primer medium. "que las leyes y organizaciones sociales armonicen en lo posible la felicidad o (como en términos prácticos podría denominarse) los intereses de cada individuo con los intereses del conjunto" (66-67).
Segundo medium. "que la educación y la opinión pública, que tienen un poder tan grande en la formación humana, utilicen de tal modo ese poder que establezcan en la mente de todo individuo una asociación indisoluble entre su propia felicidad y la práctica de los modos de conducta negativos y positivos que la felicidad prescribe" (67).
28) Sobre quienes a primera vista 'prescinden' de la felicidad, a quienes llama héroes, mártires: ver pg. 63-64. Y habla en la página 65 de "la moralidad de la abnegación (self-devotion)".
29) Mill describe una objeción que se le presenta al utilitarismo. Dicen que es "un defecto el que sus normas sean demasiado elevadas para la humanidad" (67, al puro final). Afirman, a juicio de Mill, "que es una exigencia excesiva el pedir que la gente actúe siempre inducida por la promoción del interés general de la sociedad" (67). Mill responde lo siguiente: que quienes disputan de esa manera confunden dos conceptos distintos: el de "la regla de acción" (67, última línea) y el de "el motivo que lleva al cumplimiento de la regla de acción" (67-68). Y afirma: "Es tarea de la ética la de indicarnos cuáles son nuestros deberes o mediante qué pruebas podemos conocerlos, pero ningún sistema ético exige que el único motivo de nuestro actuar sea un sentimiento del deber" (68). A juicio de Mill, el utilitarismo no tiene que ver con "acciones realizadasz por motivos de deber y en obediencia inmediata a principios" (68-69).
30) Mill entonces define el significado de el multiplicar la felicidad como "el objeto de la virtud" (69). Pero claro que Mill no cree, ingenuamente, que cada persona tiene la posibilidad de multiplicar la felicidad pública y extendidamente, como si fuera el llamado benefactor público (69), sino que cada cual "todo lo que tiene que tener en cuenta es la utilidad privada, el interés o felicidad de unas cuantas personas" (69). Pero Mill sí dice que tiene lugar "la obligación de omitir tal acción" (70), cuando una determinada acción"es de tal tipo que, si se practicase generalmente sería generalmente dañina" (70).
31) Entonces Mill presenta otra objeción que se le hacía al utilitarismo en esa época. Dice Mill: "Se afirma a menudo que el utilitarismo hace a los hombres fríos y carentes de afectividad, que entibia sus sentimientos morales hacia las personas particulares, que les hace tomar en cuenta solamente las consideraciones secas y duras de las consecuencias de lacciones sin contar, a la hora de la estimación moral, con las cualidades que dan origen a dichas acciones" (70). Mill responde que el utilitarismo no niega "el hecho de que hay más cosas que nos interesan con relación a una persona que la corrección e incorrección de sus acciones" (70-71). Las personas, mejor dicho, no sólo son virtuosas o no sólo deben serlo; y eso lo reconoce el utilitarismo. Dice Mill: "Los utilitaristas son perfectamente conscientes de que existen otras posesions y cualidades deseables aparte de la virtud" (71). Y dice Mill algo más interesante: que, como en "otros sistemas" (72), hay personas de varios tipos: los puritanos, los indulgentes, &c.
32) Entonces Mill anticipa que pondrá "de relieve unas cuantas más interpretaciones erróneas habituales de la ética utilitarista" (72, al final).
Primera. La objeción de que "la doctrina de la utilidad [es] (...) una doctrina atea" (73). Sobre la respuesta de Mill: ver página 73 principalmente.
Segunda. La objeción de que "la doctrina de la utilidad [es] (...) doctrina de la conveniencia (expediency), aprovechándose del uso popular del término que la opone a los principios morales" (74). Sobre la respuesta de Mill: ver especialmente las páginas 74 y 75.
(incompleto)
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