Pero a todas éstas, ¿por qué se dice que el experimento del pensamiento de Searle es un argumento, llamándosele no la habitación china, sino el argumento de la habitación china, o considerándosele una refutación de la hipótesis del sistema de símbolos físicos de la inteligencia artificial fuerte? De hecho, ¿es un argumento?
El experimento del pensamiento de la habitación china sería un argumento si lograra legitimar la siguiente afirmación: “en el caso del chino, a diferencia del inglés, formulo mis respuestas mediante el manejo de símbolos formales no interpretados” (página 84). Esto quiere decir que el experimento del pensamiento llamado la habitación china sería un argumento si y sólo si, en contra de la hipótesis del sistema de símbolos físicos, distingue los casos del chino y del inglés, diciendo que el caso del chino, a diferencia del inglés, es interpretativamente insuficiente; esto es, si y sólo sí logra concluir que el programa decodificador del chino, que «sólo» opera sintácticamente el chino, en realidad no logra comprender el chino tal y como comprende el anglohablante su lengua materna, el inglés, que no «sólo» hace eso, operar sintácticamente, sino «algo más». Vemos que el experimento de la habitación china sería un argumento si y sólo si lograra demostrar que existe ese plus, si se me permite llamarlo así.
Pero, ¿logró Searle explicar qué significa el adverbio de modo simplemente en la siguiente oración: “En lo que respecta al chino, me comporto simplemente como una computadora” (letra cursiva mía) (página 84)? ¿Logró Searle, dicho en otros términos, demostrar que existe ese plus?
Searle le objeta a la hipótesis del sistema de símbolos formales, según la cual la computadora posee estados cognoscitivos, diciéndole: “me parece bastante obvio en el ejemplo que no entiendo una sola palabra de los relatos chinos (…) sigo sin entender nada” (página 85). Y le objeta a la misma hipótesis, según la cual los programas explican la cognición humana, diciéndole: “la computadora y su programa no aportan suficientes condiciones de comprensión, y que la computadora y el programa se encuentran en funcionamiento y no hay comprensión” (página 85). Y le objeta a la hipótesis del sistema de símbolos formales, entendida como la tesis de que la sintaxis es un medio necesario y suficiente para el comportamiento inteligente, diciéndole: es falso que sea “tan sólo una manipulación simbólica más formal lo que distingue el caso del inglés, que sí comprendo, del de chino, que no comprendo” (página 85). Pero con ello no ha falseado nada. Tan sólo ha sentado una contra-hipótesis, sin argumentarla. Searle ha sentado, sin argumentarla, la siguiente contra-hipótesis: “un ser humano puede seguir los principios formales [como los sigue la computadora codificadora del chino] sin entender nada” (letra cursiva mía) (página 86).
El experimento del pensamiento llamado la habitación china no es, en rigor, un argumento, sino una contra-hipótesis. Pero la exposición de Searle no sólo expone la contra-hipótesis de la habitación china, la cual ciertamente no refuta la hipótesis de los sistemas de símbolos físicos de la inteligencia artificial fuerte, sino que, luego de presentar el experimento del pensamiento, asegura lo siguiente, pretendiendo con ello argumentar a favor del plus que tendría el caso del inglés sobre el caso chino:
Bueno, entonces, ¿qué es lo que tengo en el caso de las oraciones en inglés que no tengo en el caso de las oraciones del chino? La respuesta obvia es que sé lo que significan las primeras, mientras que no tengo la más mínima idea del significado de las segundas. Empero, ¿en qué consiste esto y por qué no podríamos dárselo a una máquina, sea lo que fuere? Regresaré a esta pregunta más adelante (letra cursiva mía) (página 86)
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