1) Comienza Mill reiterando lo que dijo antes: "Las cuestiones relativas a los fines últimos no son susceptibes de prueba directa" (Ver 18) en mis comentarios sobre las Observaciones generales). Ahora dice: "Ya he señalado que las cuestiones relativas a los fines últimos no admiten prueba en la acepción ordinaria del término" (94). Esta vez complementa lo dicho, diciendo que "todos los primeros principi0s" (94) comparten una característica: "El carecer de prueba mediante razonamiento" (94).
2) Los primeros principios o bien son las primeras premisas de nuestro conocimiento (94) o bien son las primeras premisas conciernientes a nuestra conducta (94).
3) Mill precisa qué quiso decir con las cuestiones relativas a los fines últimos en 1). Dice que eso es como preguntar "cuestiones relativas a qué cosas son deseables" (94).
4) Mill aclara lo que mantiene "La doctrina utilitarista" (94). La afirmación por excelencia es: "la felicidad es deseable, y además la única cosa deseable, como fin, siendo todas las demás cosas sólo deseables en cuanto medios para tal fin" (94). Esta afirmación complementa lo dicho antes (Ver 9) y 10) de mis comentarios sobre las Observaciones generales y basta con ver 21) de mis comentarios sobre ¿Qué es el utilitarismo?).
5) Mill reconoce que 4) reviste para el utilitarismo una "pretensión de ser aceptada" (94, al final). Por lo que interroga así: "¿Qué necesita esta doctrina - qué requisitos precisa cumplir la misma- para hacer que logre su pretensión de ser aceptada? "(94)
6) Y dice Mill objetablemente: "entiendo que el único testimonio que es posible presentar de que algo es deseable es que la gente, en efecto, lo desee realmente" (95). La traductora, luego de reprender a Mill, diciendo que tiene una "manifiesta confusión (...) entre «deseado» y «deseable»" (05), recomienda leer el capítulo IV de Principia Ethica de G. E. Moore, titulado Metaphysical Ethics (Leer). Y, así, Mill asegura que "No puede ofrecerse razón ninguna de por qué la felicidad general es deseable excepto que cada persona, en la medida en que considera que es alcanzable, desea su propia felicidad" (95). La traductora dice que este es el inicio de un "hedonismo psicológico que servirá de base, en el caso de Mill, para fundamentar su hedonismo ético universal" (95). La felicidad, por tanto, debe ser un fin para cada persona.
7) Entonces Mill ofrece el argumento lógico por medio del cual concluye que "la felicidad es un bien" (95). Este argumento, según la traductora, es objetable por "incurrir en la «falacia de la composición»" (95). La traductora introduce en qué consiste esta falacia de la siguiente manera: "no parece plausible derivar del hecho de que la felicidad A sea un bien para A, la felicidad de B sea un bien para B, y la felicidad de C un bien para C, que la felicidad de A+B+C sea un bien para el conjunto A+B+C" (95). El argumento breve de Mill, que demostraría que la felicidad es un bien, consta de una premisa, que para Mill resulta ser "un hecho" (95) y luego de una inferencia generalizante. A continuación las dos partes del argumento.
Dos partes del argumento lógico que demostraría que la felicidad es un bien es "uno de los criterios de la moralidad" (95, al puro final).
Parte 1a. "la felicidad de cada persona es un bien para esa persona" (95; letra cursiva mía). Y dice Mill: "la felicidad exhibe su título como uno de los fines de la conducta" (95). O dicho de otro modo, "cada persona, en la medida en que considera que es alcanzable, desea su propia felicidad" (95).
Parte 2a. "la felicidad general, por consiguiente, un bien para el conjunto de todas las personas" (95; letra cursiva mía).
8) Luego Mill se da en la tarea de demostrar lógicamente que el criterio de la moralidad aparentemente justificado en 7) no sólo es uno entre otros, sino "el único" (96, primera línea). Y le parece que podrá justificar la unicidad del criterio, aparentemente justificado en 7), si llegara a demostrar "no sólo que la gente desea la felicidad, sino que nunca desea ninguna otra cosa" (96).
9) Entonces Mill asegura que "las personas sí desean cosas que, en el lenguaje ordinario, se distinguen claramente de la felicidad" (96). Por lo que concluiría a primera vista Mill que tendría lugar el "derecho a inferir que existen otros fines de las acciones humanas además de la felicidad, y que la felicidad no es el criterio [único] de aprobación y desaprobacón" (96). Mill mismo presenta una seria objeción a lo que hubo dicho en 8).
10) Un fín diferente de la felicidad sería la virtud. Y, en esa vía, Mill asegura que "El deseo de la virtud (...) es un hecho tan real como el deseo de la felicidad" (96).
11) El parecer del utilitarismo en relación con la virtud. Mill asegura que "no solamente la virtud ha de ser deseada, sino que ha de ser deseada desinteresadamente, por sí misma" (96). El desinterés que acompañaría al deseo de la virtud, dice Mill, consistirá, en términos prácticos, en "el amor a la virtud (...) como [si fuera] algo deseable en sí mismo" (97). La discusión con la virtud continúa a lo largo del capítulo y se muestra como un interesante tema de investigación.
12) Mill entonces asegura lo siguiente: "Los ingredientes de la felicidad son muy variados y cada uno de ellos es deseable en sí mismo, y no simplemente cuando se le considera como parte de un agregado" (97). La felicidad , empero, no es "algo colectivo denominado Felicidad" (97) que requiera de mediums únicamente. Son medios. Pero también "son parte del fin" (97), puesto que "Son deseados y deseables en y por sí mismos" (97).
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